A continuación un breve análisis sobre las obras escogidas...
Sobre las obras La séptima M y El Ocaso de los Altos Elfos:
La séptima M es una obra simple e intrigante, mezcla de los subgéneros policial con la ciencia ficción. La protagonista posee rasgos propios muy relacionados con el actuar en la sociedad actual, su trabajo le produce falta de sueño y por esto mismo (más otras pistas que se muestran en la obra) es adicta a una droga.
En cuanto a los ambientes, el mayor desarrollo se encuentran la ciudad y el pueblo oculto (Puerto Fake), ambos cargados de cierta oscuridad propia de las novelas del subgénero policial. Los personajes que interactúan con los protagonistas suelen ser llamativos, poco locuaces y hasta tenebrosos. El uso de la tecnología actual es común en la obra, claramente y por lo que nos indicó su autora la localización temporal de la novela se sitúa a principios del siglo XXI.
Elementos fantásticos se contraponen con elementos reales y en su gran mayoría las explicaciones quedan en manos del mismo lector.
La autora no se detiene en describir mucho a sus personajes o las situaciones, pero desarrolla bastante las conversaciones y en estas se hayan las claves que posteriormente ayudan a descifrar el caso analizado en el libro.
El ocaso de los Altos Elfos nació antes de la creación del último libro de la saga de Harry Potter, la autora quiso finalizar ella misma el libro que había seguido durante años al ver que la autora original demoraba tanto en publicar. El mundo del fanfic es cruel, la misma autora lo caracteriza con ese adjetivo. Si entramos a páginas web dedicadas a este arte vemos variadas críticas, muchas de ellas descarnadas e insultantes, pero a pesar de todos los jóvenes autores siguen sus proyectos intentando construir sus obras con los consejos que les ofrecen los mismos lectores en línea.
Ambas obras fueron analizadas por su contenido, en primer lugar La Séptima M se lee tomando en consideración la teoría de los espacios de Arreco y las innovaciones supuestas en la obra, el mismo hecho de que la autora se haya basado en un hecho real y haga tomado elementos testimoniales agregando un especial toque ficcional se transforma en una nueva propuesta, no muy abarcada en la literatura chilena de los últimos años. El Ocaso de los Altos Elfos se lee desde la teoría de la relación lector-escritor y la influencia que tienen las redes sociales y páginas web en el proceso previo y posterior a la escritura, en el que el autor baja de su escalera social y se transforma en una persona que abre sus oídos a las críticas de sus consumidores culturales.
Sobre la obra 1899, cuando los tiempos chocan:
El texto comienza con una cita de Julio Verne, haciendo referencia a la importancia de la ciencia ficción como género literario, que es capaz de enseñarnos mundos posibles más allá de lo que conocemos en la actualidad. En la contraportada de la novela, aparece la siguiente reseña:
“1879, Guerra del Pacífico. La historia no sucedió como la conocemos. Fue peor. Arturo Prat no muere en Iquique. Tampoco muere Miguel Grau. Lima es bombardeada por naves voladoras. Chile se transforma en una potencia gracias al descubrimiento de la Metahulla, un mineral poderoso y único que reordena geopolíticamente al mundo entero. Veinte años después, 1899, naves cruzan los cielos, autómatas vigilan las calles; pero, también, incomprensibles atentados sacuden al país. Dos viejos héroes de antaño, caídos en desgracia, se reencuentran: Prat y Grau. Ambos con un secreto que puede cambiar al mundo o hacerlo colisionar y transformarlo en dos mundos diferentes.”
Sobre la novela Rockabilly:
En la novela se muestra el transcurrir de hechos en una noche en un suburbio que hace pensar en Estados Unidos. En ese lugar se nos muestra a los cuatro personajes principales de la obra. Rockabilly, el único que no narra su propia historia, Suicide Girl, Babyface y el perro Bones. Estos personajes articulan un viaje en que se exacerban situaciones extrañas y grotescas, como el pezón inflamado de leche de Suicide Girl, los instrumentos de los que se vale Babyface para poder vivir —incluido un aparato conectado a su pene—, la visión de un perro que prodigiosamente ha conseguido la habilidad de hablar, al menos por esa noche, y el tatuaje de Rockabilly que es, en buena medida, el motor de gran parte de las motivaciones de los personajes.
La obra nos muestra un escenario, además de grotesco, decadente, oscuro, solitario. Un supermercado es la luz que hay en el suburbio, pues de noche es lo que sigue funcionando y, a la vez, aumentando la alienación y lo absurdo de la vida en el lugar. En este sentido, y tomándonos de la descripción de características de la ciencia ficción literaria actual chilena según Macarena Areco, la imagen de la ciudad fragmentada y la representación del avance del capitalismo y la globalización en el mundo y en la vida de las personas, son factores preponderantes en el desarrollo del relato.
Conforme con lo anterior, y en virtud de las interrogantes que surgen al vivir una vida en un lugar como ese suburbio, la caracterización psicológica de los personajes, con sus deseos y motivaciones, nos lleva a vislumbrar un estado de enajenación, de obsesión, de la lucha entre satisfacer un deseo y reprimirlo, y muestra en su complejidad aquello que ha traído a la vida interior, pública y privada, de la gente la vida en la segregación y la marginalidad. Los espacios interiores están muy presentes, tanto físicos —la casa de Suicide Girl y la vida con su madre, la casa de Babyface— como psicológicos —los pensamientos de cada personaje—. Tenemos, así, un conjunto de características que hacen de la obra un interesante recorrido por la noche de un puñado de personajes extraños que, no obstante su aparente atipicidad, responden a problemáticas actuales del mundo y del sentir humano.
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