Mike Wilson

Mike Wilson: La completa abstracción...



Mike Wilson es un escritor nacido en Estados Unidos en 1974, pero cuya mayor parte de vida ha transcurrido en países de América del Sur. Estuvo en Paraguay, Argentina —país en que desarrolló la mayor parte de su escolaridad— y actualmente, y desde hace unos años, se encuentra radicado en Chile.
Sus estudios universitarios los realizó en Estados Unidos, en la Universidad de Cornell, en Nueva York, y luego de doctorarse se fue a Chile. Hace clases de literatura en la Pontificia Universidad Católica de Chuile.
Su actividad literaria comprende cuentos publicados en revistas argentinas, una novela distópica publicada en Argentina, titulada Nachtrópolis, y tres novelas publicadas en Chile: El púgil (2008), Zombie (2010) y Rockabilly (2011).
De su obra se ha destacado su carácter marginal, en que lo grotesco cumple un rol muy relevante, y en que los personajes resultan seres complejos y atípicos. Sus dos últimas obras son corales, pero en palabras del autor, este rasgo no manifiesta un interés en desarrollar un estilo definido a la hora de escribir, sino que quiere escribir como le nazca para cada relato. Actualmente no tiene intenciones de escribir en el corto plazo una nueva novela.
Su experticia en el campo de la literatura se ha visto también reflejada en su labor como editor y escritor de un capítulo del libro Where Is My Mind? Cognición, literatura y cine (2012).

Nos centramos en su obra...



Rockabilly
En un vecindario como cualquier otro, donde nada pasa, esta noche todo cambiará. Rockabilly se mira al espejo de un baño mugriento.

Anochece. Hace calor. El vecindario calla. Un estruendo rompe la calma. Algo se estrella contra el techo para luego hundirse en el jardín. Rockabilly toma una pala y comienza a cavar. Mientras abre un pozo en el patio, sus vecinos lo espían desde las sombras.

Impulsados por una voluntad enigmática, cada personaje es protagonista de su propio acto nocturno. Bajo la luz de los letreros de neón de un Wal-Mart, en el lodo de un pozo voraz, a través delas ventanas oscuras de las casas de un barrio venido a menos, y desde los contornos de un tatuaje siniestro, se traza el rastro de cuatro vidas a la deriva.

Al avanzar la noche se unen en el abandono, el deseo aberrante, la angustia y el odio. Sin volver la mirada, y ajenos a la muerte que se avecina, siguen rumbos que brotan de la oscuridad.


Entrevista interesante:

Daniel Hidalgo de la página web Paniko.cl le realizó el día 31 de mayo de 2011 una interesante entrevista a Wilson, he aquí su trabajo:


¿Por qué Rockabilly? ¿Sientes cercanía con el género musical, movimiento? ¿Te gusta alguna banda o solista del estilo, por ejemplo?


—Me interesa más la cultura rockabilly que la música. La evolución de su estética es un mapa, una suerte de Route 66 de la segunda mitad del siglo XX en EE.UU. Las promesas utópicas de la posguerra, la invención del suburbio y el rockero patriota y domesticado que exhibía Elvis y que a la vez marca la estética inicial del rockabilly. Pero más adelante el rockabilly cambia, abandona la pulcritud, porta tatuajes, las pin-ups se vuelven más perversas, sadomasoquistas. En los 70 aparece el psychobilly. Sin embargo, hay un aspecto vintage y anacrónico que permanece.


Pero, en Rockabilly y Zombie, está la idea del suburbio como espacio aislado del resto del mundo, sé que eres de origen norteamericano, ¿es tan así la idea de los suburbios en los EEUU?

Rockabilly tiene ciertas cosas en común con tu anterior novela, Zombie: el suburbio, los personajes afectados, la extensión, las imágenes, la velocidad. 

¿Sientes que has desarrollado una estética propia a la hora de novelar? ¿Te interesa seguir en esos códigos?

—En Zombie y Rockabilly, la focalización, es mayormente coral porque es la manera en que me interesa representar la experiencia suburbana. Pero me parece que comunican cosas distintas. De la misma manera en que El Púgil (su primera novela) narra de otra forma y refleja otros conceptos. Claro, hay temas de estilo que tienen que ver con la velocidad y la visualidad de las tres novelas. Es la manera en que me interesa narrar. Pero no porque esté buscando desarrollar un estilo en particular ni buscando encontrar alguna “voz”. Nunca he creído en ese concepto del escritor que busca su voz, me parece algo absurdo. Simplemente escribo de la manera que quiero escribir.


—Sí. Y no solo allá. El suburbio, los barrios, los vecindarios están en todas partes. Son lugares en que se privilegia la privacidad. Los muros de la casa, las rejas, los portones, es aislarse. El resultado es la soledad. En Rockabilly, es un suburbio venido a menos, un lugar olvidado, uno de millones de lugares similares, donde no hay más opción que mirar al otro, espiarlo, tratar de escapar de la soledad.

Los personajes de Rockabilly –Suicide Girl, Babyface, el mismo Rockabilly, e incluso Bones, el perro– parecieran estar tan atormentados consigo mismo. ¿De dónde vienen estos monstruos?


—Son personajes arrancados de lugares en que he estado. Claro, hay aspectos metafóricos, pero alimentados por la realidad. Quizás esa abstracción se exhibe al usar etiquetas en lugar de nombres. A la vez no, los veo como monstruos ni freaks, son seres auténticos, la monstruosidad está en la farsa y la hipocresía, en personajes como la mamá de Suicide Girl.

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